Viajeroandaluz

11 octubre 2006

TUS OJOS

TUS OJOS

Tus ojos son,
un trampolín hacia el mar
que en ellos mismos,
sin tú saberlo,
está contenido.

Tus ojos líquidos
como el viento de agua,
como la brisa suelta,
cabello de sal,
por la playa.

Tus ojos son,
el diluvio oceánico
de tu mirada.

Te recuerdo llorando,
porque me acuerdo
de agua salada
y de aquella curva arenosa
bajo el perfume de los pinos
y de tu boca pegajosa,
mordiendo mi barbilla,
mientras te pellizcaba
alterando el orden
de tus células escamadas.

Y volvíamos colorados,
con las manos sucias
de arena y tomate
y una mancha roja
debajo de los ojos,
deslumbrados de atardecer,
saciados de olas,
satisfechos de sol,
ebrios de amarillo,
como un cuadro
en tus pupilas
donde siempre es verano.

Y el pasto seco
se dejaba acariciar
por el viento,
en movimiento pendular,
que era la última nana
antes de dormir,
olorosos a marino,
sobre mi cama marítima,
marea blanca
en nuestro barquito.

Tus ojos
entonces,
antes de cerrarse,
debidos a la Luna,
que celosa de amor
se dejaba alcanzar,
volvían a reclamar,
con su intensa redondez
soleada,
abierta como ardiendo,
de nuevo , nuevos mares,
de nuevo, nuevas playas,
de nuevo, mi cuerpo extenso,
junto al tuyo
y así siempre,
entendiendo el tiempo
como una esfera planetaria
que no dejara de rodar.

Yo,
ni ahora,
ni ayer,
ni nunca,
ni nada
que esté contenido
dentro de mí,
te podrá decir que no,
que aquello pasó,
que ya no existe,
que es un sueño,
que se acaba y se va,
como una pompa de jabón,
por donde la quieran llevar.

Por eso,
estos versos.
Por eso,
porque sin aquello,
sin ti sobre la arena,
sin tu olor a las algas
que se pegaban a los pies,
sin tus besos de oro,
yo estaría asesinando
para siempre,
con un puñal
de madera astillada,
el pez de colores,
el boceto de niño
que con el pincel de los dedos
sobre nuestros cuerpos
dibujamos.

Estación de ferrocarril de Granada, 7 de mayo de 1999