DE TI HACIA DENTRO
DE TI HACIA DENTRO
Te siento,
aquí, allí, tan cerca.
Te siento como mis piernas,
después de haber andado
cientos de kilómetros
en busca de un horizonte
cargado de sol.
Te siento
como si quisiera
en ese sentir,
atraerte,
despojándote
de las dolorosas nubes
que sobre tu cabeza
a veces te envuelven
buscando la certera colina
donde descargar
su pesada fuerza
de lluvia arenosa.
Te siento
cuando te compruebo,
tocándote y recorriéndote,
frotándote con avaricia
detrás de los veladores
y los toldos burdeos
que cubren las procesiones.
Te siento
en mil lágrimas,
en mil docenas
de tristes lágrimas,
cuando al levantarme
ya te has ido,
alejándote después de mirar atrás,
comprobando
que tus manos, tu cara
y tu cuerpo,
se dirigen a otro lado,
donde vías tenebrosas
de raíles sonoros,
te llevan
a la celda continua,
cerrada, redonda,
de tus obligaciones.
Te siento y presiento
tu cercana respiración
ya a cientos de metros
antes de reunir tus formas
delante de mis ojos
componiéndote de nuevo
para atraerte hasta el fondo
de mis adentros,
donde yo te quiero sentir,
aún sin verte,
tan clavada,
tan introducida,
como un injerto
sobre mis órganos.
Te siento,
aquí, allí, tan cerca.
Te siento como mis piernas,
después de haber andado
cientos de kilómetros
en busca de un horizonte
cargado de sol.
Te siento
como si quisiera
en ese sentir,
atraerte,
despojándote
de las dolorosas nubes
que sobre tu cabeza
a veces te envuelven
buscando la certera colina
donde descargar
su pesada fuerza
de lluvia arenosa.
Te siento
cuando te compruebo,
tocándote y recorriéndote,
frotándote con avaricia
detrás de los veladores
y los toldos burdeos
que cubren las procesiones.
Te siento
en mil lágrimas,
en mil docenas
de tristes lágrimas,
cuando al levantarme
ya te has ido,
alejándote después de mirar atrás,
comprobando
que tus manos, tu cara
y tu cuerpo,
se dirigen a otro lado,
donde vías tenebrosas
de raíles sonoros,
te llevan
a la celda continua,
cerrada, redonda,
de tus obligaciones.
Te siento y presiento
tu cercana respiración
ya a cientos de metros
antes de reunir tus formas
delante de mis ojos
componiéndote de nuevo
para atraerte hasta el fondo
de mis adentros,
donde yo te quiero sentir,
aún sin verte,
tan clavada,
tan introducida,
como un injerto
sobre mis órganos.
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