Viajeroandaluz

11 octubre 2006

DESDE SANTA ELENA A GRANADA ENTRE UN MAR DE OLIVOS. 2002

DESDE SANTA ELENA A GRANADA
ENTRE UN MAR DE OLIVOS

(VERANO 2002)

PRIMER DÍA: 6 DE AGOSTO.
SANTA ELENA – MIRANDA DEL REY –
- LA ALISEDA - NAVAS DE TOLOSA – LA CAROLINA.

En Santa Elena primero con Beti. Ella me trajo hasta aquí y luego se marchó. Desayunamos juntos y me costó trabajo dejarla y dejar lo que representa la vida diaria y tirarse de cabeza al pozo que da entrada a un mundo desconocido, año tras año, versionado, pero incierto a fin de cuentas.
En Santa Elena, primera localidad que nos encontramos pasando Despeñaperros y entrando en Andalucía por Jaén, he escrito en un cuaderno:
“AQUÍ ESTUVO
LA ANTIGUA ERMITA
DE SANTA ELENA QUE
EL REY ALFONSO VIII
MANDO EDIFICAR EN
MEMORIA DE MILAGRO
BATALLA DE LAS NAVAS
DE TOLOSA EN EL AÑO DE
1212 LA CUAL POR AME
NAZAR RUINA SE MAN
DO DEMOLER EN EL
DE 1793 REINANDO
CARLOS III
QUE MANDO EDIFICAR
OTRA NUEVA CON
EL MISMO TITULO
QUE SIRVIESE DE PA
ROQUIA ESTA PO
BLACION”.

Esta leyenda sobre pared está escrita en la calle Navas de Tolosa y fue mandada poner por Carlos III conmemorando la batalla que enfrentó a los cristianos con el ejército almohade en 1212.
Hace un ligero airecillo
Salida del recorrido a las afueras de Miranda del Rey, muy cerquita de Santa Elena. Beti me dejó en el cruce con el camino Real Vía Romana. He caminado por pista y el sol ha ido secando mis lágrimas de dolor cuando nos despedimos. Una foto para el recuerdo. He salido sobre la una y media con todo el astro arriba. Camino paralelo al cauce del río Campana, seco hasta La Aliseda. Se han cruzado dos ciervas asustadas, pensando en Beti, en lo que supone para mí, en lo que la quiero, en la distancia. He llegado por fin a un puente y seguido la carretera hasta La Aliseda, antiguo poblado, ahora en ruinas. Hay restos de un balneario, al parecer de principios de siglo. Entre las sombras de la ribera hay una familia de Barcelona que ha llegado en una furgoneta. He parado para hablar y me dieron agua. De nuevo carretera hacia delante, hacia el sur, pasando entre jaras, encinares y pinares de vez en cuando con su olor eterno. El calor, una vez más, comienza a ser asfixiante. Bajo la sombra de una encina, he hablado por teléfono con Beti. En una piedra hay escrito un “Te quiero” en color negro. Hay restos de minas de plomo y edificaciones. Antigua mina El Melocotón, con sus chimeneas de ladrillo. Finca La Inmediata. Veo casas a lo lejos: La Carolina. Más adelante, los ruidos de los coches en la autovía N-IV. He ido a parar al carril de servicio para el área de servicio Orellana - La Perdiz, desde donde he tomado la carretera a Las Navas de Tolosa, famosa por la batalla que enfrentó a Alfonso VIII contra los moros.
Navas de Tolosa: Ruta de los Nazaríes e itinerario cultural europeo. Plaza de la Iglesia y bar Orellana, chacina y cerveza. He llegado un poco tarde y he tenido que marcharme antes de tiempo porque cerraban para descansar. Carretera para La Carolina. Antes de salir, en una fuente de dos grifos, donde es necesario pulsar, me he refrescado un poco para aliviarme.
Al entrar en La Carolina, por carretera, he echado una pequeña siesta sobre la hierba en un parquecito. La Carolina tiene un trazado urbanístico propio de los pueblos fundados por Carlos III, con calles en línea recta y una plaza redonda en el centro. Me he metido en la cafetería Los Alpes. Fuera, en la reja, una fecha: 1872 y en la puerta 1924. Tiene este establecimiento un carácter propio con un aire de romanticismo de principios del siglo XX y finales del XIX, como también podemos disfrutar en otros lugares como Prado del Rey o Aracena. Dentro, se está bien y fresquito. Me he tomado un café solo con hielo. Luego, he dejado allí mismo la mochila con la amabilidad de las dos chicas que regentan la barra: Viky y Soraya. Dos chicas que rozan los dieciocho.
He salido a dar un paseo. En el ayuntamiento me pusieron un sello en el cuaderno. La Carolina es pueblo grande y tiene fuentes con pulsador. He comprado algo de fruta y hortalizas, incorporando un pimiento rojo a mi dieta casi vegetariana. He tropezado con un hombre mayor que colecciona monedas antiguas. Muchas de ellas las encontró en Santa Elena y son de la época de Carlos IV. Voy errante por las calles y he llegado al grupo escolar. Dejo pasar las horas hasta el ocaso, en la cafetería, mientras la gente entra y sale y se oye de fondo, la música en la radio. Me tomo una copa de anís con hielo. Me escuecen los pies recalentados. Simplemente me dejo existir, me dejo ir sin pensar en nada, navegando con la imaginación.
Rosa y blanco decoran las paredes y el techo. Fuera, en la zona posterior hay un patio con veladores donde se está divino, pero yo estoy dentro, escribiendo. He salido para hacer tiempo. Plaza de las Delicias. Fuente Agua de la Sierra cuatro caños con caras de león y pulsador ( año 1998 ). Gitanos tocando y cantando allá abajo. Plaza de León Herrera y Esteban, con su fuente de tres caños junto al edificio de Correos. Plaza del Magisterio. He conocido a Fernando, policía retirado, natural de Valladolid y que ha vivido en Inglaterra. Hemos hablado y me ha dado para comer, una nectarina y una ciruela gorda como una manzana. A la una he ido a echar el saco bajo el nº 5 de la Plaza del Magisterio, bajo el soportal.



SEGUNDO DÍA: 7 DE AGOSTO.
LA CAROLINA – BAÑOS DE LA ENCINA – LINARES

Me he levantado sobre las siete y media de la mañana. He tomado fruta y un dulce. Camino hacia el cortijo Los Cuellos, pero me indicaron mal el camino a la salida del pueblo y después de andar un rato tuve que volver sobre mis pasos y tomar campo a través subiendo por una cañada para dar con el camino adecuado.
Reses en el cortijo Los Cuellos. He dudado, pero al final, continúo mi ruta saltando una alambrada para protegerme del ganado. La ganadería camina lentamente hacia una laguna donde beben agua y se refrescan. Todo está lleno de barro y los animales parecen no inquietarse cuando me ven pasar. Yo voy un poco temeroso, desconfiado.
Los Cuellos, Los Quintos, La Nava, El Salcedo, La Ermita y Baños de la Encina.
Entre matorrales, calor y un poco de desorientación, he llegado al cortijo Los Quintos, pequeño caserío donde no habita nadie.
He seguido el camino hacia la casa de La Nava, cortijada de mayor entidad y aunque tampoco me topé con ningún alma, pude beber agua y refrescarme. Ladran los perros.
Muy cerca está el Cortijo de Salcedo. Se puede apreciar que es lugar con historia y que en el pasado tuvo que constituir un núcleo de población con importancia. Olivares por todas partes.
Dejo atrás, sin ver, la Ermita de la Virgen de la Encina En medio y me paro un poco delante de la Ermita Jesús del Camino, siglo XVIII (año 1719). Sobre el arco de la puerta y en latín: EGO SUM VIA.
Ya en el pueblo, en Baños de la Encina, he parado a descansar en la plaza, descalzándome, muy agotado, casi exhausto. He almorzado en un restaurante y luego caminado hasta el embalse del Rumblar. Antes he ido a echar la siesta a la salida del pueblo, sobre una construcción de ladrillo que ofrece una plataforma donde se está bien bajo la sombra de unos árboles. Al lado, en un caserío, he pedido agua y un niño pequeño ha salido con una botella. El Tamujoso, playa lacustre. He conocido a cuatro chavales de Linares que se bañaban alegremente: Salva, Eduardo, Miguel Ángel y Jesús. He ido a Linares en coche con los chicos.
He encontrado alojamiento en Linares, en el Hostal Solpris, habitación 204.
Por la noche vinieron a buscarme al hostal y salí con ellos por el pueblo a cenar. Les invité a helados después de que ellos lo hicieran en la cena. Salva me acompañó hasta el hostal, nos dimos un abrazo; fue muy afectivo y me sentí verdaderamente bien, emocionado.

TERCER DÍA: 8 DE AGOSTO.
LINARES – CASTULO –
- TORREBLASCOPEDRO – VADO DE TORRALBA – CAMPILLO DEL RÍO.

Linares en dirección Torreblascopedro, pasando el cementerio. Cruce a la izquierda, Castulo a cinco kilómetros, dejando a la izquierda el Cortijo de los Álamos. Camino de tierra, luego asfaltado. Olivares, moscas.
Castulo. Ruinas y foto casa urbana El Olivar. Sobre este yacimiento he podido sacar algo de información por Internet para que nos hagamos una idea de lo que allí hay.
“Yacimiento de Castulo - Historia
El yacimiento de Castulo, antigua ciudad ibero romana, se encuentra a 7 kilómetros de Linares, junto al río Guadalimar, emplazado sobre una meseta. Es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la provincia de Jaén. De esta importancia hablan las numerosas referencias encontradas en las fuentes clásicas.
Sobre los primeros momentos de su ocupación apenas tenemos información. A juzgar por los utensilios líticos encontrados, parece ser que las terrazas del río Guadalimar ya fueron frecuentadas por cazadores del Paleolítico Medio. Los orígenes del asentamiento estarían datados en torno al tercer milenio a.C., vinculados a la llamada cultura de los silos, momento en el que pequeños grupos de campesinos practicarían una agricultura itinerante en torno al río.
Durante el Bronce Medio es cuando Castulo comienza a tomar una entidad importante vinculada económicamente a los ricos yacimientos de metales de Sierra Morena. Entre los s. X y VII antes de Cristo, Castulo es una extensa y rica población. De estas fechas son los restos conocidos como el Templo de la Muela. Se trata de un edificio que podría identificarse con un palacio aristocrático, lo que nos habla ya de una cierta complejidad social. Durante esta época Castulo se considera como un núcleo avanzado de la periferia de Tartessos, de ahí que los colonizadores griegos y fenicios se interesaran por la zona.
La mayor importancia del yacimiento tiene lugar en el período ibérico, cuando Castulo es considerado uno de los oppida más importantes de la Alta Andalucía. Los oppida eran poblados situados en lugares altos y fuertemente amurallados, con calles y manzanas en retícula. De esta época sea tal vez la primitiva muralla, de la que apenas quedan restos. La que aparece en la actualidad sería más moderna, de época de inicios de la conquista romana. El Castulo ibérico llegó a ser la capital de la Oretania, el más extenso oppidum de la Península. Fue también una de las escasas ciudades ibéricas que acuñaron su propia moneda, lejos de los núcleos costeros en contacto con los colonizadores del Mediterráneo Oriental.
De esta época ibérica son numerosas necrópolis que han aparecido en las inmediaciones del yacimiento: Baños de la Muela, Los Patos, Estacar de Luciano, Molino de Caldona, Estacar de Robarinas, etc. Estas necrópolis, de incineración, han permitido reconstruir los rituales de enterramiento ibéricos entre los s. VI a.C y I d.C.
Un momento especial de la ciudad de Castulo es también el que se produce en el s. III a.C.durante los enfrentamientos entre Roma y Cartago de la Segunda Guerra Púnica. Castulo, en un primer momento se alía con Cartago, alianza sellada con el matrimonio entre el general Cartaginés Aníbal y la princesa castulonense Himilce. Sin embargo, en los últimos momentos del enfrentamiento Castulo se decanta por apoyar a Roma.
Esta potencia, que en principio no tenía como objetivo de su expansión a la Península Ibérica, estableció como estrategia el convertir nuestro territorio en escenario de las operaciones bélicas, para aflojar la presión que Aníbal ejercía sobre la Península Itálica. La guerra fue ganada por Roma y así, merced a su cambio de alianzas, Castulo se encontró en el campo de los vencedores. Éstos concedieron a la ciudad privilegios que le permitieron mantener prerrogativas sociales y políticas, así como el control económico sobre los yacimientos metalíferos de Sierra Morena Oriental.
Castulo estableció con Roma un foedus que hacía que fuera considerada ciudad libre e inmune, parcialmente, del pago de tributos. En contrapartida debió albergar una guarnición romana y proporcionar tropas en los conflictos bélicos. De esta época de la conquista romana (s. III a.C.) y hasta el s. I d.C. proceden los restos más conocidos actualmente de la ciudad: el depósito de agua principal de la ciudad, la muralla reconstruida de esa época, restos de muros que, a juzgar por su porte, se han identificado con restos de un teatro... Estas construcciones romanas que podemos contemplar hoy día, aunque por desgracia tan sólo a nivel de cimentación, corresponden a edificios públicos como son la Villa urbana del Olivar, un conjunto de instalaciones termales, algunas monumentales. Este conjunto termal consta de una sala caliente (hipocaustum), sostenida por un entramado de pequeñas bóvedas de ladrillo, patios de distribución, uno de ellos con una fuente central y un pavimento de opus spicatum y unas letrinas abovedadas en muy buen estado de conservación. En un extremo de este conjunto de construcciones podemos ver los restos de cimientos de un edificio de cinco naves al que tal vez podemos identificar como un templo, aunque no puede confirmarse por estar escasamente excavado. Por idéntico motivo tampoco podemos establecer con seguridad el lugar de situación del foro.
Durante el Bajo Imperio, a partir del s. III, se inicia el declive de Castulo, seguramente como consecuencia de la paralización de la explotación de metales de Sierra Morena, debido al agotamiento de los filones. Entonces comenzó el lento, pero inexorable, abandono de la ciudad.
Aún así, la ciudad fue sede episcopal durante varios siglos, desde el IV al VII, en que se enviaron representantes a los Concilios de Toledo, el último en el Concilio X (año 666). También fue ceca durante el período visigodo, en el que emitió monedas en los reinados de Sisenando y Chintila. Del período visigótico pueden ser los restos de la basílica a la que antes se ha aludido. Los testimonios arqueológicos de este periodo se limitan a la localización de varias áreas de enterramiento, tanto en zonas internas como externas de la ciudad, piezas de metal, monedas, etc. La localización de estos restos nos habla de una decadencia de la ciudad, que quedó limitada a pequeñas áreas de la urbe romana. A lo largo de los s. VI y VII la ciudad pierde importancia a favor de Beatia (Baeza), a donde se transfiere primero la ceca y después el obispado.
En el periodo hispano-musulmán la ciudad es conocida por Hisn Qastuluna y prosigue su decadencia, como se puede comprobar por la utilización como viviendas de las grandes cisternas romanas. La meseta donde se asentaba la gran ciudad ibero romana es ahora lugar de asentamiento de pequeños núcleos dispersos dentro del recinto amurallado. De aquí la denominación de Hisn (castillo-refugio). En el s. VIII se produce aquí el enfrentamiento entre el emir Abd-al-Rahman I y Abu-l-Aswad, hijo de Yusuf al-Fihri, gobernador de la marca de Toledo, en la batalla de Qastuluna (785-786).
En torno al año 890 se produce una nueva batalla en la que Lubb b. Muhammad , aliado de Ibn Hafsun asedió y tomó Hisn Qastuluna a los muladíes. En estos momentos la crisis de la ciudad ya es total y se incrementará con la fundación en 968 de Bury al-Hamma (Baños de la Encina). Desde fines del S. X la ciudad ya no es citada en las fuentes escritas. Posiblemente su población se trasladó a Úbeda y Baeza.
Entre los S. XI y XIII hay un renacimiento del núcleo de la antigua ciudad, ya que la posición estratégica del asentamiento junto al río Guadalimar hace que se produzca una consolidación del recinto amurallado junto al espolón sur de la meseta. De este período es el Castillo de Santa Eufemia del que hoy día sólo quedan en pie restos de un torreón. Este torreón, de finales del S. XII, poseía cuatro pisos, y era de planta cuadrada. Internamente las cuatro plantas están compartimentadas en dos estancias cada una comunicadas por una escalera central.

Fernando III el Santo en 1227, juntó con Baeza, y desde ese momento perteneció al concejo de esta ciudad. Se construyó entonces un nuevo castillo en torno a la torre musulmana, defendido por torres de planta cuadrada. El castillo y el extremo sur de la meseta quedarían así aislados del resto del asentamiento por un foso defensivo. Siguió ocupado el lugar durante los S. XIII y XIV, antes de ser abandonado definitivamente. A partir de ese momento, el auge de Baeza y Linares supuso el desmantelamiento de Castulo, sirviendo sus ruinas de cantera para el crecimiento de estas dos ciudades.

En el S. XV, Castulo sufrió la demolición de sus murallas y de los restos de edificios que aún quedaban para "que no sirvieran de refugio a bandidos y salteadores de caminos". Con esa destrucción desaparecieron los restos de una de las ciudades romanas más importantes de la Bética.
(FUENTE: J. C. Castillo, Concepción Choclán, M. Molinos. DIARIO JAÉN)

Yacimiento de Castulo - Situación actual
El yacimiento sufre un claro abandono desde hace ya muchos años. La carretera que permite llegar hasta allí a los potenciales visitantes está en malísimas condiciones. El último tramo es un camino de tierra apenas apto para automóviles; el aparcamiento es un mero claro abierto en la maleza que de aparcamiento sólo tiene el nombre (que puede leerse sobre un cartel de madera viejo y descolorido por el tiempo); no existe vallado del perímetro del conjunto de las ruinas; la escasa señalización existente está afectada por las inclemencias del tiempo o tirada entre la maleza; las ruinas y cimientos de edificios están invadidos por las malas hierbas; apenas están consolidados los restos, que sufren el deterioro de los agentes erosivos.
Nos encontramos ante un conjunto arqueológico con muchas potencialidades pero mal aprovechado.
Las prospecciones geotérmicas que se han realizado últimamente han revelado un rico trazado urbano: se ha podido determinar la posible situación del foro con el arranque de varias calles, así como la situación de algunas tabernae. Asimismo, los cimientos de un templo o basílica de cinco naves dan cuenta de la importancia demográfica de la ciudad. Por algunas fuentes epigráficas podemos saber de la posible existencia de un teatro y un anfiteatro. Todos estos indicios señalan la existencia de una gran y populosa ciudad que, como un iceberg, sólo nos ha mostrado hasta ahora una mínima superficie de su extensión real.
Ante tal abandono, las facilidades para expoliar el yacimiento son evidentes.
Yacimiento de Castulo - Intervenciones de la Plataforma

Desde hace tiempo se viene anunciando la intervención, por parte de la Junta de Andalucía, en el yacimiento. Dicha intervención se limitaría a acondicionar los accesos y el aparcamiento, construir un vallado perimetral del terreno y levantar una caseta para el guarda. Estas actuaciones, además de ser claramente insuficientes, no terminan de llevarse a cabo, a pesar de los repetidos anuncios sobre su inminente comienzo.
En varias reuniones con la Delegación de Cultura, los miembros de la Plataforma han constatado que, fuera de las anteriores intervenciones, no se piensa actuar en ningún sentido en cuanto al seguimiento de las excavaciones arqueológicas, o para consolidar lo ya excavado.
Desde la Plataforma hacemos un llamamiento a las administraciones responsables para que sepan aprovechar la potencialidad que, de cara al turismo, podría tener este yacimiento, si estuviera bien acondicionado. El proyecto que tiene en sus manos la Diputación Provincial de establecer itinerarios de conocimiento de los yacimientos ibéricos de la provincia, el llamado "Viaje al tiempo de los íberos", es un buen motivo para devolver al yacimiento de Castulo la importancia que le corresponde.”

Torreón de Santa Eufemia, árabe. Bajada entre la maleza seca y el calor del mediodía. Vía del tren. Camino dirección derecha, entre la vía y el río Guadalimar, entre higueras. Carretera hacia Torreblascopedro, cruzando un puente sobre el río. Cruce: izquierda hacia Campillo del Caudillo, derecha hacia campos de cultivo, recto Torreblascopedro. Comarca de Las Lomas y Las Villas. Regadíos de algodón y berenjenas.

Torreblascopedro. Tienda de comestibles “Purificación” (foto en la puerta). Buen rato compartiendo cerveza de litro. Me regalaron algunos víveres. Yogur y frutas. Ayuntamiento y página web anotada en cuaderno. Bar “El Paso”. Parroquia de San José. Café en el bar “Ribera del Guadalquivir”. Camino hacia Vados de Torralba, llegando al transformador de luz y luego tomando a la izquierda, dejando a la derecha la Sociedad Cooperativa Andaluza “Nuestra Señora del Olivo”. Fin de los olivos, comienza la Vega del Guadalquivir. Cultivos de pimientos de piquillo. Pueblos de colonos.
Fuente de La Higuera, agua potable pero con sabor. He conocido a Diego, natural de Campillos del Río
Vado de Torralba. Pueblo blanco construido en 1957. Higueras, maíz, algodón, espárragos. Un puente sin vallas sobre el Guadalquivir, paso obligatorio. Un gran taray al borde. Ovejas y pastor. Subida al pueblo por carretera con curvas. Entierro multitudinario. Hay guardias civiles en la puerta de la iglesia. 19: 30 h. Se ha acercado un señor de Cataluña, identificado conmigo. He vuelto sobre mis pasos para beber de nuevo el agua de la fuente de La Higuera y aceptando la invitación de Diego para dormir en la piscina de Campillos, tomando la carretera y el cruce a la izquierda. A la salida está la piscina, regentada por Alfredo y su familia, con chiringuito incluido que funciona durante y tras los horarios de apertura del baño. Durante el camino he hablado con Beti. Le he mandado un mensaje ante la alegría del ocaso. Me ha llamado también Miguel Ángel, uno de los chicos de Linares. Foto a la puesta de sol sobre el olivar desde la piscina. He cenado carne frita, carne de pinchitos y pimientos verdes fritos, con picos de pan y remojado con cerveza. Cuando he querido pagar, Alfredo no me ha cobrado. Según él, ir de paso es motivo suficiente. Me he sentado con una gente de Linares y hemos hablado de esa ciudad y sus alrededores. Me he ido a dormir al lado de la piscina de adultos, sobre la superficie plana de la caseta de la depuradora, a la luz de las estrellas.

CUARTO DÍA: 9 DE AGOSTO.
CAMPILLOS DEL RIO – TORREQUEBRADILLA -
– MANCHA REAL.

Son las ocho y media de la mañana. He saltado por una portezuela que tenía la valla y que me indicó Alfredo para salir del recinto de la piscina.
Campillos del Río. Calle Ronda de los Frutales. Casas de lata color marrón para los que no poseían vivienda. Calle Jaén. Plaza del pueblo. Café en bar Virginio o bar “Del Cine “. Pastelería – panadería bajo los soportales. He comprado dulce recién hecho. Calle Blas Infante. Calles cuadriculadas de los pueblos de colonos de la vega. A la salida por la carretera que vine ayer, veo cultivos de maíz, arraigados desde hace tiempo a estas tierras, fáciles de cultivar, algodón y en prueba, la acelga gigante. Fábrica HORTICAN de conservas de espárragos. El agua es bombeada desde el Guadalquivir hasta una balsa situada en zona alta y cae por su propio peso a los regadíos. El goteo es canalizado. De vez en cuando se ve algún secadero de tabaco ya sin uso desde 1982. Me he parado para hablar con varios agricultores a la salida de Campillos. En el cruce para Vados de Torralba, he tomado a la derecha, para Torrequebradilla, por una carretera entre olivares. Antes de llegar al pueblo, a la izquierda, hay una balsa artificial donde nadan ánades de varios tipos.
Torrequebradilla. Al llegar al pueblo he entrado por un camino de tierra que sale de la carretera a la derecha. Enseguida se ve que es un pueblo que cuida su entorno y las calles están limpias. Plaza de Andalucía con sus pinos. Plaza Mayor. Calle Campanario. Iglesia de piedra de San Francisco de Paula. Foto a la fachada. Me he metido en la tienda de Cloti (COVIRAN) y me he comido lo que he comprado bajo una sombra de los árboles en la plaza. Hogar del pensionista. Tocan las doce del mediodía. A la salida del pueblo hacia Mancha Real, he preguntado a un señor que se dedica al sabio oficio de la jardinería. Pensaba ir hacia Jaén, pero he cambiado de opinión y tomado por un camino hacia Mancha Real que deja la carretera hacia la derecha a unos 600 metros del pueblo. He pasado cerca del cortijo La Higuerica. Olivos con regadío por goteo bien controlado que me ha servido para mojar la gorra y llevar la cabeza húmeda. Cooperativistas. He parado a dos señores con un Land Rover. Me han explicado el sistema de regadío: 544 litros por árbol y semana con un total de 2176 litros al mes. Variedad picual. Aceite sin denominación de origen. Tierra rojiza. He continuado en línea recta rebasando un cruce. Al fondo se ve Sierra Mágina y viene un poco de aire fresco. He dejado los olivos y entrado en una zona de monte. Ruido de cigarras. Me he despistado en un cruce en forma de Y, pero al final he recuperado el camino para llegar al Cortijo Torre del Álamo. Cortijo viejo, abandonado y al lado el cortijo nuevo. He descansado bajo la sombra de los pinos. Me he comido una naranja. He preguntado a un hombre que iba con un crío. A través de los olivos hacia el cortijo Peñaflor, sin camino. Salta el conejo. Cortijo El Chaparral, que se independizó del de Peñaflor. Me han ofrecido agua fría y una silla. “Dos niñas se bañan en una piscina artificial en el Cortijo El Chaparral” (Ana y Patricia). El viento pone los olivos de plata con el envés de la hoja. A través del olivar sin camino voy labrando la tierra con mis pasos. A la derecha, pasando el arroyo del Salado que no crucé, queda el cortijo Peñaflor con los restos de un antiguo castillo. He subido por las lomas hacia la izquierda, tropezando con otra cortijada donde encontré una pluma de pavo real que llevé a Beti. Tarayes y un camino más seguro tras intentos infructuosos de encontrar la salida. Me he refrescado en las aguas tímidas del riachuelo. Tras varias horas de camino he llegado a un cruce que tomé a la izquierda y que me llevó a la carretera Jaén – Úbeda. Me he metido en el polígono industrial y en la fábrica de muebles MADERPINO para pedir agua. He tomado el camino por detrás de la fábrica y caminado dos kilómetros entre olivos para llegar a Mancha Real, ciudad hermanada con la francesa Saint Germain Sur Loire. Mancha Real es ruta Nazarí también. Plaza del Ayuntamiento o de la Constitución. Formidable iglesia de San Juan Evangelista en piedra que ya conocía su exterior. Foto a paloma bebiendo agua en fuente de la plaza.
Vino Beti a pasar conmigo la tarde y noche del sábado. Buscando un lugar nos adentramos en Sierra Mágina y cerca de Jimena, encontramos el caserío rural de El Pomar, verdadero oasis con frutales y agua en abundancia que abastece una piscina natural. Por la noche el viento silbaba y golpeaba las contraventanas. La noche me acunó como a un niño y me regaló un sueño con risas, abrazado a Beti.

QUINTO DÍA: 10 DE AGOSTO.
MANCHA REAL – PEGALAJAR

Beti me dejó a la salida de Mancha Real, en la carretera a Pegalajar a las siete y media de la tarde. Foto. A lo lejos, a la derecha, se ve la ciudad de Jaén iluminada por los últimos rayos de sol y de nuevo, el mar de olivos. Por carretera de curvas y cuesta arriba flanqueada de pinos.

Área recreativa Baldíos de Haza Colorada y Siete Pilillas. Buen mirador. Viento, aire fresco, sudor. Panorámicas. He tomado camino a la derecha entre almendros. Foto burro y casucha.
Pegalajar. Foto panorámica con iglesia de Santa Cruz al fondo.
Entrada en el pueblo, boda. Calle Pocasangre, una señora me ha informado. Calle Tosquilla. He sido informado por José Generoso Herrera
Plaza del Pueblo.
Ermita Nuestra Señora de las Nieves
Calle Llana
Ermita Virgen de Gracia con el nacimiento seco a sus pies, lo que antes fue una enorme charca con agua apta para el baño.
He caminado hacia el centro, para meterme en el bar Pintamonas, en la calle Real. Allí he conocido a Andrés Garrido Medina, un señor mayor ya con dos gafas superpuestas, una para ver de cerca y otra de lejos. En un papel magreado tiene escrito los nombre de los premios Nobel, uno debajo del otro y la fecha al lado: “Echegaray – 1904; Ramón y Cajal – 1906; Jacinto Benavente – 1922; Juan Ramón Jiménez – 1956; Aleixandre – 1972; Camilo José Cela – 1992 (sobre esta última fecha le he corregido a bolígrafo, poniendo sobre el segundo nueve un ocho y sobre el dos un nueve). También conoce todos los litros de agua por año pluviométrico caídos en el pueblo desde 1920, pero lo tiene anotado en otra libreta en su casa. Según Andrés, D. José Valverde Pérez, que fue veterinario reconocido en el pueblo, debería tener nombre de calle en su memoria con mayor justicia que otros que la tiene y no la merecieron tanto.
Después de hablar de unas y otras cosas en el bar con los que velaban allí, he ido a echar el saco a la explanada de la iglesia, cerca de una pareja que sentada en un banco, pelaba la pava en silencio.
SEXTO DÍA: 11 DE AGOSTO.
PEGALAJAR – CAMBIL – ARBUNIEL

Sobre las siete y media arriba. Me he metido en el bar Sierra Mágina para tomar un café con dulce.
Agua en el Pilar de la Paloma, casi a la salida del pueblo Camino del cementerio y luego a la derecha. Hay nubes en el cielo. He pasado al lado de la Cooperativa Almazara Melgarejo. Un hombre pasa caminando con la burra “Pastora” que van con las aguaderas puestas. Camino del Bercho cruzando el Puente de las Covatillas. Huele a humedad. A la derecha, por donde sale el camino del Tejar. Olivos. Puente y Fuente de los Hornillos con dos pilaritos. Se fueron las nubes y luce el sol en las cumbres. Olivos a rachas. He llegado a un cruce y tomado a la derecha. Hay indicaciones: Al frente: Pradillos – Hazadillas; a la derecha: Cambil – Villanueva.
Enfrente mía las cumbres del Atalaya cuya máxima altura es de 1325 m. Tengo que alcanzar las lomas de la derecha, hacia el cortijo Carretón, según me indicaron ayer. Al paso por las cañadas secas, aunque no hay agua, huele a humedad. Un señor con un todo terreno, me ha informado, parándose más adelante para matizar. Camino a la derecha, hacia el arroyo y luego subida entre olivos para alcanzar el camino en dirección oeste. Una manada de cabras mantesas en las rocas. He pasado dificultades subiendo la cuesta con peligro de caer, agarrándome a las plantas y arbustos más fuertes y a las ramas de los olivos hasta llegar al camino. En las manos me ha quedado el olor. Camino dirección oeste que luego se ha perdido entre los olivos y desciende de altura. He regresado sobre mis pasos e intentado sin éxito, encontrar la vereda adecuada para subir en dirección este. Por fin he decidido seguir el camino señalizado en carteles, parando en una fuente llena de verdina y una alberca. Hay una señal: A la izquierda, Almadén y Torres; a la derecha, Cambil y Villanueva. Pasan las diez y media de la mañana. He cruzado el arroyo de nuevo por camino y encontrado en la subida por los pinares, un nuevo letrero: A la izquierda: Barranco del Álamo; a la derecha, Cambil y Villanueva, que es por donde he caminado. Susurro del viento entre los pinos. Aceite de flores y el polen. Un nuevo indicador de ruta: A la izquierda: Cambil – Villanueva; a la derecha, La Habana (ruta a pie). He tomado el de la izquierda.
He ganado altura, bordeando el Atalaya por su falda este, dejando el pico a la derecha. Llaneando ahora, alguna nube. He llegado al Collado Villanueva (puerto de montaña). Almendros y olivos. Al sur, allá abajo, se ve Cambil. Todo bajada. Hay cortijos, indicios de poblamiento y una señal al final de la bajada: A la izquierda: Bercho y Pegalajar (sendero a pie). He bajado al nacimiento Villanueva, tomando un camino que sale a la derecha. Es un pequeño reguero que nace allí mismo, bajo una caseta de ladrillo. Hay matorral de ribera y se está fresco. Me he comido una pera y chocolate a lametones y derretido por el calor que ha manchado algunas cosas. He metido los pies en el agua cristalina y fría. He subido la pendiente para acceder de nuevo a la carretera sin dar la vuelta y he encontrado otro cruce que sale a la izquierda para Bornos y Almadén, que no he tomado y continuado a la derecha hacia Cambil.
Agua en el Caserío de la Loma. Un perro pequeño juega con un gato. Foto panorámica de Cambil.
Cambil. Por este pueblo pasa el GR – 7 y el E – 4, ambos son recorridos de larga distancia, el segundo de ellos comunica Atenas con Tarifa. Además Cambil es pueblo comprendido en la Ruta de los Almohades. Travesía del Dr. Ruiz Guerrero. Ruta saludable de Loma Rasa (4 kmts). Agua canalizada del río Cambil y Fuente de la Moraleda con sus dos caños, del año 1993 y con una leyenda simple: Villa de Cambil. Capilla Nuestra Señora del Carmen y Plaza de la Constitución. Iglesia Nuestra Señora de la Encarnación. Hay numerosas fuentes con agua. El parque municipal es pequeño y coqueto. Bar la Reja, propiedad familiar de Rafael Rivera Carcelén, destinado como Soldado de la Banda de Música de Tablada y que está en licencia por asuntos propios con idea de irse del ejército.
Cerveza con camarones en La Reja. Enfrente hay un parque con columpios. Conejo al ajillo y ensalada de tomate y pepinos. Moscas. Un gato blanco y negro maúlla a mi lado y se ha comido algunos restos del conejo.
En la Plaza de la Constitución hay un olmo centenario de un diámetro impresionante. Es el mayor que conozco.
He entrado en el bar “El Casino: Juan Ruiz” para tomar un café. Mucho jaleo
Para tomar la carretera hacia Arbuniel hay que pasar por la calle Las Posadas. Hay un cartel que indica para Fuente Alta; Santa Marina; El Salado y Arbuniel. Subo la cuesta dejando a mi derecha la calle Jarjas , calle Salsipuedes y calle Arrabalejo.
Más adelante, otro cartel nos indica el Puerto de la Cruz, Gibralberca, Ruta Turística - Camino Real y otro bajo un nogal: Santa María, Fuente Alta, Huelma, Gibralberca, Piedra del Barco y El Salado. A la derecha, La Pipa.
De nuevo, olivares, airecillo fresco, cortijos abandonados y agua corriendo por las cunetas. Sale un camino a la izquierda hacia El Salado. Las aguas van al Guadalbullón.
Antes de llegar a Arbuniel un conjunto de casas agrupadas donde destaca la casería de Manuel Suca, la plaza de Julián Vega y la ermita Virgen del Rosario.
Llegada a Arbuniel. He buscado el nacimiento del río Arbuniel, pasando por las fuentes y un paseo con plátanos a ambos lados. Carretera de Montejícar y a la salida el lugar de recreo en torno al nacimiento. Hay tres chicos de Barcelona pasando el verano aquí. Me he metido en la alberca llena de vegetación en el fondo. Muy hermoso y profundo. El agua está muy fría. Al lado, en una pequeña balsita que sirve de rebosadero, me he enjabonado y aclarado, dándome un baño higiénico necesario. He ido a tomar una cerveza con aceitunas en el chiringuito del área de recreo, donde hay además barbacoas y mesas de madera fijas. En el estanque reinan los patos.
Sobre Arbuniel he extraído alguna información de Internet:
PASEANDO POR LOS ALREDEDORES DE ARBUNIEL

Arbuniel está situado en la zona sur de la provincia de Jaén, dentro de Parque Natural de Sierra Mágina, se accede a través de la autovía Bailén-Motril cogiendo el desvío nº 64 en el kilómetro 63  y en 10 kilómetros estaremos en el pueblo. Estamos a 60 kilómetros de Granada, 40 de Jaén, 50 de Úbeda, 80 de Cazorla, 170 de la costa del sol. Es un pueblo pequeño con 824 habitantes, 55285 metros cuadrados y 850 metros de altitud. El núcleo urbano se sitúa en un valle donde nace el río Arbuniel el cual ha configurado su historia y su paisaje, así encontramos olivos, frutales y multitud de huertas cubriendo todo el valle y alrededor monte bajo, monte de pinos y monte mediterráneo donde pastan rebaños de cabras y ovejas. El río Arbuniel nace en las faldas del monte llamado Torre de Gallarín en un bello nacimiento (orgullo de los arbuñelenses o toscareños) convertido en zona recreativa con barbacoas, zonas de descanso, parque infantil, etc. el río recorre 1500 varas hasta llegar al barranco los Batanes se une con las aguas del  Salado (sus aguas son saladas), recorre una legua y se une con el río que proviene de Cambil. El río Arbuniel está canalizado en multitud de acequias que dan riqueza a las tierras del municipio, riega mas de 12000 pies de olivos, multitud de huertas, 140 fanegas de tierra sin plantío y daba impulso a cinco molinos de harina con 14 piedras y cinco molinos de aceite, varios de estos molinos aún se conservan en perfecto estado. También son famosos los cangrejos que habitan en su cauce gracias a la gran cantidad de cal de sus aguas y las abundantes truchas.
Las rutas que presentamos giran alrededor de los montes que rodean el valle con grandes vistas tanto de los pueblos de alrededor como de las cimas de  Mágina, Almadén y Sierra Nevada, pero sobre todo impresiona la tranquilidad y el estado aún puro de su entorno, estado puro que estamos obligados a mantener para que futuras generaciones tengan la oportunidad de seguir disfrutando este ecosistema así que pasea y disfruta del campo, de sus paisajes y de su aire pero no lo contamines. Son rutas fáciles de realizar pero que al discurrir por montes tienen zonas de pendientes considerables, pero por veredas y sin necesidad de escalada o zonas de difícil acceso, sin embargo también hemos querido incluir una corta y llana para pasear tranquilamente alrededor del nacimiento, el río, las huertas y sus molinos.

He ido a lavar ropa al lavadero dentro del pueblo y allí mismo, usando la cuerda que llevo, la he tendido.
Calle Divertida (he pasado por ella y no me ha ocurrido nada que me haya hecho reír) y calle Blas Infante. Calle Iglesia, iglesia y Plaza de España. Hay una fuente muy bonita y bancos de madera.
La sierra se ve dorada con el sol de la tarde, caída.
Después de la Plaza de la Iglesia, he ido a dar un paseo por las calles del pueblo.
Cerveza en café bar Albilia, en los veladores de la terraza, llenos de gente. Frescor por el agua próxima que corre canalizada por algunas calles de las afueras. En Arbuniel, a las once de la noche, dos niños juegan con una pelota pinchada. Las niñas ríen, sentadas en un banco y una farola no se decide entre encenderse o apagarse.
Creo que voy a dormir en la entradita de la sacristía, aunque oiga a todas horas, las campanadas de la torre. Un señor que se llama Andrés y que conducía autobuses, me ha indicado un camino más corto para ir a Iznalloz.
La plaza se ha llenado de críos. He dormido con el jaleo de niños y palomas que acuden al tejado y la torre.
SEPTIMO DÍA: 12 DE AGOSTO.
ARBUNIEL – MONTEJÍCAR -
DOMINGO PÉREZ - IZNALLOZ
A las ocho y media de la mañana he salido de Arbuniel. He tomado café en el Hogar del Pensionista y dulce con chocolate.
Carretera a Montejícar. Primero olivos y almendros y luego bosque mediterráneo. Subida y llaneo. Silenciosa la mañana. Pasado el kilómetro tres, ha parado un camión de Huelma con idea de subirme. Se lo he agradecido, pero he seguido andando.
Al pasar un puente, un poco más adelante y a la derecha, en una curva sale un camino que he tomado en principio, pero he tenido que retornar pues se pierde entre olivos y desaparece. Carretera de nuevo entre subidas y bajadas.
Pasado el kilómetro siete, terreno de girasoles a mi derecha. Cruce de Huelma a la izquierda, 9 kmts.
He pasado una curva y se ven al fondo las cumbres de Sierra Nevada. Impresionante. Calima sobre Granada. He llegado a Montejícar. Pequeño polígono industrial. Talleres Bazán.
Ya en Montejícar, calle Virgen de la Cabeza, C.P. San Andrés y Casa Cuartel de la Guardia Civil, con su típico edificio.
Plaza de la Constitución con los preparativos de la feria que comienza el jueves día 15. He bebido agua de la fuente y llenado la cantimplora. C / Plaza y C/ Justicia. Iglesia de San Andrés, misa de difunto. Por dentro, el cura recuerda al finado y todo está en silencio. La iglesia posee gran retablo y todo blanca. Fuera, un montón de hombres hablan de lo suyo. Va saliendo la gente fuera. Un perro ladra molestando. La torre está desgastada. Los sillares han sufrido el empuje del viento de poniente. Ha sido restaurada recientemente. Sobre un pedestal había una cruz que ya no está. El personal acompaña al coche fúnebre.
He entrado en el Ayuntamiento para pedir información y en el hogar para personas mayores, para tomarme un café con dulce. El Hogar para personas mayores está al lado del consultorio. La chica que lo atiende habla con ceceo. Le he echado un piropo un poco antes de irme, para no comprometer a nadie. Los viejos juegan a las cartas en grupo. Se está a gusto y hay aire acondicionado. Calle Álamos para salir hacia la carretera a Domingo Pérez. Cruza la calle Amargura.
Cuando estaba a punto de abandonar el pueblo, un señor me ha parado con la curiosidad de hablar conmigo. Me ha admirado y yo a él. Por momentos me he sentido filántropo. He acortado por un camino hasta la gasolinera, donde he mojado el pelo y la gorra. Terreno de olivos, pedregoso y arado. Cultivo de cereal ya segado
Por la carretera de Montejícar a Domingo Pérez. Un chico pinta sobre un caballete el Alto de Coloma. No es muy hablador y parece que lo que quiere es que lo dejen tranquilo. Tiene gorra, gafas y perilla rubia. Parece extranjero.
Ha pasado un coche con un girasol pillado en el cristal de la ventanilla. Queda muy artístico. Camino en dirección a las montañas. Campos de girasoles, todos agachados como frailes. He hecho una foto que se llamará: “Resignación”. A la izquierda queda el cortijo Mosquera. Hacia abajo, a dos kilómetros y medio, Cotilfar. He seguido por carretera aguantando el calor del mediodía. He llegado a Domingo Pérez sobre las dos de la tarde colándome en el primer bar que he visto nada más pasar el puente a la izquierda: Bar La Nave, antigua vaqueriza. He tomado cerveza, calamares y ensalada. El chico ha aparecido con una fuente de lechuga y pepino tapada por calamares fritos y otra cerveza. Mientras como con hambre, frente a mí, un señor joven acompaña a una mujer joven también al servicio porque apenas puede andar. Sus piernas son finas y su cuerpo también. He entristecido con la mirada del hombre, una mirada desconsolada, de sufrir en silencio. En ese momento me he sentido descaradamente afortunado, saliendo a caminar a las ocho de la mañana y pegándome todo el día paso a paso con mi mochila al hombro como si nada. Después de comer se me ha hecho un nudo en la garganta y para consolarme he escrito un poco detrás de los planos.
Hago tiempo para esperar a que pasen las horas de más calor. Un señor me ha indicado el camino hacia Iznalloz, pasando el cortijo Terre, siguiendo la carretera. He salido sobre las cuatro y media de la tarde. Subida al principio, cruce para Dehesas Viejas. He tomado a la izquierda por la C.N. 325 hacia Iznalloz. Sale un camino a la izquierda para Casa Nueva por carretera, pero sigo recto, solo en la carretera. A las cinco y media se ha parado un hombre de los que estaban en el bar con la intención de llevarme al cortijo Terre, pero he rechazado la oferta; me encuentro bien. Este cortijo, queda a la derecha de la carretera y a unos trescientos metros. Me refresqué, bebí agua al lado de un pilar y con información sobre el camino que ataja entre pinares y pastizales. Un perro grande me acompaña un ratito y su dueño tuvo que ponerse brusco, llamándole a gritos para que regresara. Se pueden ver perdices y su canto entre los olivares. Al fondo, la sierra. El camino está entretenido con algo de bosque y matorral y muere en carretera. Hay que tomar a la derecha y eso he hecho. A la izquierda queda el cortijo Marialonso y más adelante sale el camino para el cortijo Escalona. Me he metido en una planta de tratamiento de residuos sólidos urbanos, casi en el cruce con la carretera nacional Estepa - Guadix y que pasa por Iznalloz. Huele muy mal a basura, como es de entender. No me han podido dar agua. Al llegar al cruce, he caminado al lado de la carretera tomando a la derecha y caminando por el margen izquierdo, por la antigua carretera. Hay un tráfico terrible y tengo que caminar por el arcén sin remedio. He llegado a la altura del cruce con Iznalloz y caminado otro tramo de unos dos kilómetros entre campos de girasol. Nuevo cruce a la izquierda. He pasado por un puente sobre la vía del tren y los cultivos. Abajo se ve la estación de ferrocarril y las vías.
Subo el paseo y me paro a refrescarme y beber en la fuente Escuela Taller 1998. He subido la calle y preguntado para dormir. Me han indicado un lugar: casa La Rosita, subiendo aún más arriba. Un señor mayor y que según dice ya se ha visto algunas veces en mi pellejo, me acompaña, pero a mi pesar está llena la pensión. Hay albergue en Sierra Arana “El Sotillo”, a siete u ocho kilómetros del pueblo en cuesta. Así es que he buscado el teléfono en el ayuntamiento y llamado, pero no me ha convencido. Desesperado, he buscado la iglesia como alternativa, pero el cura no está en su casa. Hay muchos gitanos en Iznalloz. He parado un coche de la Guardia Civil y me he identificado. Me han llevado hasta el Hostal La Nava, en la carretera de Granada. Veintiún euros la habitación ( nº 211 ).

OCTAVO DÍA: 13 DE AGOSTO.
IZNALLOZ – EMBALSE DE CUBILLAS - GRANADA

Al levantarme he desayunado, salido del hotel y caminado por el carril de servicio paralelo a la autovía hacia Granada. Un conejillo trepa por el terraplén. He pasado al lado del hostal “El 402”. Desvío a la derecha para Noga Oliva y El Fargue. He pasado al otro lado de la autovía N. 323 bajo un túnel, pero he tenido que retroceder ya que se corta el carril. He tomado dirección Noga Oliva por el lado derecho de la carretera. Granada a veintiséis kilómetros. De vez en cuando el bosque de olivos de regadío por goteo, se ve interrumpido por el encinar y el matorral. He cruzado la puerta de la hacienda El Fargue. Noga Oliva, cooperativa de aceite y cortijada antigua justo al lado de la moderna industria. Hacia cortijo Mitagalán. Jaén a sesenta y cinco kilómetros. Almazara Romeroliva, venta de aceite, diciembre de 1996. En la cortijada contigua, pasa una manada de cabras negras y pardas. Agua en el aljibe del cortijo Mitagalán y foto junto al olmo centenario que sirvió de garita de guardia en la guerra. He cruzado el túnel, bajando unas escaleras, para ir al otro lado, donde nace el agua. Corre un riachuelo y hay un pilar pequeño que rebosa agua con dos enormes ojos por donde entre el líquido.
El cortijo Mitagalán fue parada de diligencias. He hablado con el pastor sobre los inconvenientes de la longevidad que deteriora la vida. He vuelto de nuevo a cruzar la autovía por el túnel, pues se acaba el carril. Aunque corre el arroyo, hay una chopera seca completamente. A los lados de la carretera hay un mundo oculto a los ojos del conductor, abierto a los del caminante. Vegetación espesa de ribera, frescura y sombra. Conejillos cruzan la carretera y se ocultan en la maleza.
He parado a tomar un café con dulce “maritoñi” bajo el toldo de la terraza del restaurante “El Paraíso”. He seguido por el margen izquierdo pero he tenido que dar la vuelta pues el camino se pierde entre olivos. Sube y baja por carril asfaltado. Tierra calma, apta para la siembra. He pasado el cruce de Deifontes. Me he parado a hablar con unos operarios que trabajan en labores de acondicionamiento en las zonas verdes de la carretera para una subcontrata del Ministerio de Fomento. Están adecentando una rotonda y me han dado agua y conversación. Estoy en el kilómetro 108 de la carretera antigua. He pasado unas cortijadas y construcciones de actividad minera. Un perro atado con una larga cadena, ladra sin parar. Hay una chimenea de ladrillo y una grúa. Carretera bajo la autovía. Río Cubillas. Paralela, a la izquierda, la vía del tren. He pasado bajo un puente de la autovía. Pinares cercanos al Embalse de Cubillas. Cruce y a la izquierda para la estación de Calicasas, cruzando el puente vivero forestal. Una señal indica: de frente Granada, a la izquierda urbanización (de casitas iguales y un bloque de pisos) y a la derecha, Colomera. Pinares, Urbanización del Parque de Cubillas. Granada a dieciséis kilómetros. Club náutico de la Universidad de Granada. He parado en una gasolinera para beber agua fresca de botijo. A la izquierda Tiro a Pichón. Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. Zona Recreativa del Embalse de Cubillas. He cruzado el embalse, dejándolo a mi izquierda. Restaurante Romero para coger agua. Parada en camping Cubillas para comer bacalao frito y cerveza. Con el calor de la tarde he seguido caminando. Cruce de Calicasas a la izquierda. Puente sobre la vía férrea Granada - Moreda. He entrado en El Chaparral para beber y refrescarme en la Plaza de las Flores. He entrado en el bar - restaurante Casa Mariano para preguntar. Las calles de El Chaparral tienen nombre de flores. He seguido por el carril de servicio a la derecha de la autovía. Ya se ve Granada al fondo. En el cruce de Albolote una familia francesa que iba en una caravana, se han quedado averiados. Son de Poitiers; les he ayudado, llamando por teléfono y dándoles aliento. Todo esto desde la estación de servicio Las Nieves. He llegado por fin a Granada por la carretera que va a Jaén, donde está la estación de autobuses.