Viajeroandaluz

11 octubre 2006

DESENCANTO

DESENCANTO

Huyó por la sombra,

sin rumbo cierto,

con sus labios perfilados,

laminados de desierto.

¡ No te vayas !,

grité desde lejos.

A su aire acudían,

agitados los recuerdos.

Y al volver la esquina,

su eco de tacones

trazó una línea

quebrada de desamores.

Se veían farolillos

maltratados por el viento

y en su vientre

dos niños,

se comían un cuento.

¡ Ay que pena !

Dios mío,

que pena.

El corazón

devoraba,

dando gritos,

la gangrena.

Cuatro años de polvo,

como castillos de arena

pintaron de marrón

encima de su cabeza.

Lo último que pude ver

fue el perfil de su cara

y su cuerpo empezando a arder

como un campo de grama.

Sevilla, 18 de abril de 1999