27 marzo 2007
Juego de pinzas en el salón. No creas que me olvidé que cuando era pequeño, en aquella casa que desapareció, la casa de mi infancia borrada del mundo, pero no del recuerdo, jugaba también con las pinzas que mamá me daba. Era mi madre como ahora la tuya. Jugaba junto a la ventana a pinzar una con otra hasta formar una fila de pinzas unidas. Ahora eres tú, niño de pinzas, de suelo, de charcos, de tierra, de mocos y de caídas, de carreras por las calles, de piedras y de agua, niño de agua. Ahora eres tú ese que fuí. Mañana, escribirás o dirás o pensarás esto mismo con el hijo que la vida te dará. Te quedaste este domingo al borde de mi viaje a Sevilla. No quiero sacar más pena ni ahondar en ese pozo que conocemos. Solo quiero recordarte, simplemente, ahí, entre pinzas de colores, mientras vas manipulando cada vez más cosas y descubriendo enormes cantidades de misterios. Junto a la carretera, en los campos, florecen los cerezos. Su nube blanca cubre La Vera con motitas de algodón pasajeras. Florece también mi niño entre colores y juegos!
22 marzo 2007
Dia del Padre
Diecinueve de marzo, día del padre. Me he quedado este lunes en Jarandilla para firmar las escriuras del apartamento que compré en Losar de la Vera. Ha coincidido con el Día del Padre. Cuando volviste de la guardería y después de comer, con Maite, traías un regalo de la mano. Es una cartulina artística. Me la dejaste diciéndome que era un regalo, a tu modo. Yo estaba en el sofá. Entraste dando gritos: "regalo, papá", "regalo papá". En ella , una gran frase:" Felicidades papá, quiero seguir tus pasos" y en medio de esto, unas huellas pintadas con tus pies. Detrás un poema sencillo. Me emocioné y tú sabías que me iba a gustar. Te abracé y al irme a Sevilla por la tarde, notando tu calor, te agradecí que me hayas hecho sentir tanto, tanto como padre, crecer entre tus brazos. Te agradecí todo en un abrazo estrechando todo tu cuerpecito, aún pequeño. Te quiero, hijo.
21 marzo 2007
Tu primer sueño
Mamá me contó por teléfono que le hablaste de tu primer sueño: "te caías al agua". Así que al despertarte esta mañana estabas asustado. Enseguida ella te explicó que esto sucede y que no debes preocuparte. Así ha comenzado tu primavera de los dos años, tu tercera primavera entre nosotros y entre la vida, entre las calles y campos de Jarandilla. Cuando me lo contó me emocioné: tu primer sueño, ese otro mundo paralelo que nos acompaña toda nuestra vida, se ha iluminado en tu noche de niño. Hablé contigo por teléfono. Ya casi te entiendo todo lo que dices y entre tus palabras preferidas está : "la pala". Eso te llama la atención de una manera especial. Diferentes tipos de palas, desde la máquina que levanta tierras en las obras hasta esa otra pala pequeña de plástico que manejas todos los días. Me quedo esta noche tras un día agotador, con esas palabras tuyas apelotonadas, con ese sueño "malo" que tuviste y con tu pala diaria, con tu asombro por las cosas.
Te deseo que duermas como siempre lo haces, con la paz de tu inocencia.
Tu padre. Sevilla 21 de marzo de 2007
14 marzo 2007
AYER
Ayer, por la tarde y al salir de clase de la facultad, fuí a dar un paseo al Centro Comercial ( Nervión ). Después de visitar las tiendas y buscar alguna que vendiera zapatos para niño, pude encontrar unos para tí. Fíjate, ya tienes la talla 23, ahí es nada !. Son unas zapatillas blancas, con belcro en lugar de cordones. Cuando miro estos zapatitos tan nuevos, pienso en lo que caminarán luego con tus piececitos pequeños e inquietos dentro. Saltarán donde tú lo hagas, como fieles compañeros de actividad. Caminarán por las calles de Jarandilla detrás de alguna piedra o algún palo o simplemente huyendo de los brazos de mamá o de los míos de fin de semana. Estas zapatillas sostendrán el peso de tu cuerpo durante algún tiempo y por eso he querido dedicarles estos renglones. Ahora, hijo mío, disfruta de esos paseos detrás de cualquier cosa, sin objetivos que te ofusquen, sin metas que te puedan desilusionar. Salta y tira todas las piedras a todas las aguas que corran, coge todos y todos los palos que encuentres y úsalos para tí, para tu distracción. De ellos está llena la vida, como también lo está de tu energía. Eres primavera, hijo mio, dentro de tu talla 23. Besos de papá desde Sevilla y su soledad.
12 marzo 2007
CARTA A CARLOS. SEVILLA 12 MARZO 2007
Una vez más ha llegado la primavera a los campos de La Vera. Observo este cambio de temperatura en la quietud de las tardes y en el juego de flores por la mañana. Hemos ido el sábado por la mañana a jugar al terreno. Mientras tiras piedras al arroyo, despojando la tierra de ellas, yo voy alisando el terreno de pastos y yerbajos. Tengo que proporcionarte piedrecitas para que no ceses en tu trabajo y te entretengas. Hace más calor. Con la actividad hemos sudado. Chicho se entretiene cavando agujeros y buscando no sé bien qué cosa. Recoges piedrecitas que te doy y también otras que no te doy y que encuentras. Luego te subes a la portezuela del pocito y desde allí las tiras al agua. Te gustas verlas caer al líquido y ver como desaparecen en el seno del riachuelo. Yo te riño de vez en cuando porque me desmontas las paredes pequeñitas que consigo formar junto a la orilla. Entonces me miras por un momento pero enseguida vuelves a lo tuyo. Al terminar y del ejercicio, tu desgaste ha propiciado apetito. Te comes las galletas y medio zumo con pajita que te doy en el asiento trasero del coche. Hace calor, salen las flores de los ciruelos y manzanos y en las huertas colindantes se aran los campos que se preparan para el tabaco, para el ciclo del tabaco.
06 marzo 2007
EL HERRERO
Es romántica la figura del herrero. Yo no me refiero al constructor moderno o al soldador que se sube a una moderna plataforma elevadora y que trabaja en una gran empresa. Yo hablo del herrero de toda la vida. Es un hombre madura ya, quizá algo achaparrado, envuelto en su trabajo, retira las gomas de soldar, mojadas sobre el barro. Ejerce su trabajo en condiciones penosas a veces, pero tiene esa autonomía que le hace libre, a la vez que triste en una profesión que termina para convertirse en otra cosa. He visto a ese hombre soldar una chapa junto a una obra. Su mirada cansada, su gesto cotidiano, acostumbrado a llevar el peso, le delata. Es un hombre bajo, gordote, cincuentón. Arrastra sus herramientas como quien arrastra su condena. LLeva vivo mucho tiempo entre hierros y materiales, entre soles y nublados, entre lluvias y ventiscas. Pero me gusta este hombre. Lo veo cercano y a la vez, sumido en su mundo como impregnado de exótica intemporalidad. Me gusta este hombre. En él, veo la figura de mi padre cuando yo era adolescente. Todo un romántico del trabajo.
Sevilla, junto a la Avda. de La Palmera. 22 de febrero 2007
CARTA A CARLOS. SEVILLA 6 DE MARZO 2007
Ves la primavera , hijo mío ? Está en todas las cosas. En La Vera y en los campos se nota que esos rayos de sol ahora calientan más y aunque salen días algo fríos o llueve, todo está herido por la primavera. Hemos ido hasta el terreno en el coche de mamá. Te has caído varias veces entre la maleza del campo y tenían incluso alguna espinita clavada en la frente. Te hace daño y esto te enfada, ir caminando y caerte por lo irregular del terreno. Gritas : "pipa, pipa, ande ", ( pupa, pupa grande ) y entonces me pides que te lleve al coche. Dentro de él, haces tus travesuras y tiras cosas por la ventana: las llaves de casa, las llaves del coche, un estuche para meter compacs..... No me enfado, pero estoy alerta cuando a caballo de subes a la puerta del coche con la ventana abierta. Entonces me dá un poco de susto, pero eres muy hábil y sé que no te caerás. También consigues trepar al bidón de agua por el entramado metálico que lo rodea. Subes y te sientes como un héroe. Mientras, voy haciendo labores de jardinero. He comprado un avellano que coloqué junto al arroyo. Estás cansado y tienes hambre. Has abierto la guantera y cogido galletas para comer. Al irnos, he parado el coche para hablar con un vecino en el camino y tú, que estabas atrás, has pasado delante para subirte sobre mí, sonreirme, llamar mi atención y con una gracia que lo has hecho que me he emocionado.
Son momentos que nos pasan y en primavera parece que todo se alegra.
04 marzo 2007
CARTA A CARLOS. SEVILLA 4 DE MARZO 2007
Recuerdo especialmente esta mañana contigo: "Hacía sol, ese sol agradable y amable que te permite disfrutar. Hemos estado en El Guijo de Santa Bárbara, junto a la charca del puente, donde en verano solemos ir a bañarnos. No hay nadie, estamos solos los dos. Tu te afanas en tirar piedras, yo te miro y recojo algunas más pesadas para llevarlas a la finca. Mamá está en casa, limpiando y ordenando. Te observo recoger piedras y te sujeto de la ropa o de la muñeca para que no caigas y te hagas daño. Te gusta tirar piedras al agua y cada vez lo haces mejor. De vez en cuando y cuando la piedra es grande y pesada, nos salpica al entrar en el agua, pues no tienes fuerza para lanzarla muy lejos. Esta mañana ha volado sobre mí el pájaro de la felicidad. Lo he notado pasar y cuando cruzaba sobre nuestras cabezas, miré su plumaje blanco. La serenidad que me dió el sol bajo sus rayos y el paisaje verde y todo en calma, me hizo pensar en lo hermoso de la vida y las cosas cuando estoy contigo. Vas creciendo y te interesan nuevas cosas de tu alrededor.
He pasado una semana contigo. El miércoles estuvimos juntos los dos solos también por la noche, pues mamá se fué a Badajoz. LLorabas y la echabas de menos, pero también hicimos cosas juntos. Papá te lleva a su huerto. Allí tiras piedras al riachuelo, que pronto se llenará si no me afano en quitar. Te miro desde cierta distancia cuando trabajo en jardinería y te digo: "Carlos, que has tirado ?. Entonces tú me respondes " palo " o "piedra", en tu idioma claro, con tu entonación y las palabras a tu modo. Dices "chicoto" o algo asi para referirte a "helicóptero". Me hace gracia.
Esta misma tarde fuimos al parque de Talayuela. Allí te hice algunas fotos. Mamá vino también, fuimos los tres. Jugabas y te montabas en los juegos para niños. Vimos los monos, el oso que jugaba y las cabras que comen galletas y a las que les pones el dedo a través de la tela metálica. Pero hizo frío y yo tenía que irme. Al llegar a Jarandilla llovía.