Viajeroandaluz

06 marzo 2007

EL HERRERO

Es romántica la figura del herrero. Yo no me refiero al constructor moderno o al soldador que se sube a una moderna plataforma elevadora y que trabaja en una gran empresa. Yo hablo del herrero de toda la vida. Es un hombre madura ya, quizá algo achaparrado, envuelto en su trabajo, retira las gomas de soldar, mojadas sobre el barro. Ejerce su trabajo en condiciones penosas a veces, pero tiene esa autonomía que le hace libre, a la vez que triste en una profesión que termina para convertirse en otra cosa. He visto a ese hombre soldar una chapa junto a una obra. Su mirada cansada, su gesto cotidiano, acostumbrado a llevar el peso, le delata. Es un hombre bajo, gordote, cincuentón. Arrastra sus herramientas como quien arrastra su condena. LLeva vivo mucho tiempo entre hierros y materiales, entre soles y nublados, entre lluvias y ventiscas. Pero me gusta este hombre. Lo veo cercano y a la vez, sumido en su mundo como impregnado de exótica intemporalidad. Me gusta este hombre. En él, veo la figura de mi padre cuando yo era adolescente. Todo un romántico del trabajo.
Sevilla, junto a la Avda. de La Palmera. 22 de febrero 2007

CARTA A CARLOS. SEVILLA 6 DE MARZO 2007

Ves la primavera , hijo mío ? Está en todas las cosas. En La Vera y en los campos se nota que esos rayos de sol ahora calientan más y aunque salen días algo fríos o llueve, todo está herido por la primavera. Hemos ido hasta el terreno en el coche de mamá. Te has caído varias veces entre la maleza del campo y tenían incluso alguna espinita clavada en la frente. Te hace daño y esto te enfada, ir caminando y caerte por lo irregular del terreno. Gritas : "pipa, pipa, ande ", ( pupa, pupa grande ) y entonces me pides que te lleve al coche. Dentro de él, haces tus travesuras y tiras cosas por la ventana: las llaves de casa, las llaves del coche, un estuche para meter compacs..... No me enfado, pero estoy alerta cuando a caballo de subes a la puerta del coche con la ventana abierta. Entonces me dá un poco de susto, pero eres muy hábil y sé que no te caerás. También consigues trepar al bidón de agua por el entramado metálico que lo rodea. Subes y te sientes como un héroe. Mientras, voy haciendo labores de jardinero. He comprado un avellano que coloqué junto al arroyo. Estás cansado y tienes hambre. Has abierto la guantera y cogido galletas para comer. Al irnos, he parado el coche para hablar con un vecino en el camino y tú, que estabas atrás, has pasado delante para subirte sobre mí, sonreirme, llamar mi atención y con una gracia que lo has hecho que me he emocionado.
Son momentos que nos pasan y en primavera parece que todo se alegra.