Viajeroandaluz

25 octubre 2006

CARTA A CARLOS. SEVILLA 25 OCTUBRE 2006

En la pared del Parador de Turismo. Jarandilla

En Santa María de la Torre. Jarandilla, el día 22 de octubre de 2006.

Fecha de la inauguración de la obra de restauración


En el parque La Aliseda.

LLegó el otoño y la lluvia. Me vienen frescos y palpitantes nuestros paseos durante el último fin de semana en el parque, húmedo y mojado. Los árboles son de otoño, sus hojas amarillas o naranjas. Los plátanos pierdes sus grandes hojas que reposan como piezas de puzle en el suelo. Me he llevado algunas para decorar. Me reclamas las piñas con tu manita y tu gesto y frunces el ceño una vez más. Andas ahora con tus botas de agua que de vez en cuando se te salen y tengo que volver a poner. Hemos caminado por las calles. A veces, te adelantas, corres y te caes. Creo que te haces algo de daño pero en seguida se te pasa. Voy tras tuya. Te he subido al columpio y vuelas al aire. Un paraguas pequeño te sirve para lanzarlo sobre las hojas y esto te divierte. Has jugado con un niño que se llama Raúl, en una cabina de teléfonos de la plaza.
Durante el baño estás genial, alegre y enérgico. Te orinas en la bañerita y eres capaz de lavarte un poco con la esponja llena de espuma. Luego, no quieres salir y lo haces solo y a regañadientes. Vas por la calle metiéndote en los charcos, saltando sobre ellos, salpicando y mojándote, pero a mí me hace gracia. Llevas ahora un impermeable que te cubre todo el cuerpo, como un abrigo.

CARTA A CARLOS. SEVILLA 18 JUNIO 2006

Vengo de estar contigo algunos días más. Me he quedado con esa imagen tan infantil y traviesa de niño, con esas heridas en las rodillas y en la nariz. Y también con tu desenfrenado amor al agua.
Te llevamos hasta el río, bajo el Puente Jaranda, el que está allí, a lo lejos, camino de Valfrío. Ese puente antiguo casi parece derruído. A la izquierda sale un camino aún fresco bajo el robledal. Chicho va delante, inspeccionando el terreno y alerta de los bichos y los palos. te quitamos la ropa y te metimos en el agua, al lado de la arena del río. No es que estuviera el día demasiado caluroso, pero insistías. Y al final, casi te cubre todo el agua. Saliste fresquito y cansado.
Luego, por la tarde, fuimos a Losar a tomar helado de leche. Bajo el inmenso castaño de indias hay regadío por aspersión. Te pusiste debajo para que te cayera el agua y se te quedó la cara y el pelo como lamida por una vaca. Fué graciosísimo, pero tuvimos que sacarte, pues ya te ibas a quedar hecho un remojo. Yo te hubiera dejado algo más, pues lo disfrutabas y es casi verano ya.
¡ Me encanta que te guste el agua!. Podemos aprender muchas cosas juntos.

CARTA A CARLOS. SEVILLA 4 JUNIO 2006

¡Sigues tan bello,
tan enérgico,
tan grande.!
Y dices: ¡ agua !
Ahora que las aguas
están a tus pies
y los ríos alcanzas
con la mano.
Sigues creciendo en todo,
en todo.
Y yo, gozándote.
Un caballito con ruedas
es tu distracción.
Caballito con ruedas
para llegar lejos

CARTA A CARLOS. NOMADA. 22 MAYO 2006

No has perdido
esa sangre de emigración
que te inventó.
Nómada hijo mío, eres.
Tu madre vino del este
para tenerte.
Mi padre,
al norte marchó.
Y ahora
por milagro
confluyen tus ojos
con mi respiración.
Eres del río,
ya lo supe
desde el principio.
Y del agua.
Y al ancho mar te debes.
Has venido desde el agua
más clara,
a estas gargantas
montaraces,
a estos regueros
que te ven crecer.
Me alejo de tí,
una vez tras otra,
pero vuelvo con la firmeza
del que atiende
al rey de las aguas
amparándose en su lecho líquido,
en sus primeras y tiernas
conquistas del alma

CARTA A CARLOS. SEVILLA 21 MAYO 2006

Este domingo, he estado de nuevo en el parque contigo. También en la huerta, pero allí hacía calor. Tú me mirabas mientras segaba la hierba y querías salirte del carrito. En el parque recogías las cosas y las echabas a las papeleras. También cogías alguna cosa de allí y te la echabas a la boca. Juegas con la pala y un rastrillo. Mamá trajo un helado de fresa y todo se puso rosa. Te clavaste en el paladar con una barra y te hiciste sangre. Pronto seremos compañeros también, lo veo venir. Compartiremos actividades en el campo.

CARTA A CARLOS. CARRETERA A SEVILLA. UNA VEZ MAS. 14 MAYO 2006

He vuelto.
Tú te quedaste dentro
de la casa.
Mamá te tenía en brazos.
La última vez que te ví
tenías los ojos muy abiertos,
mirándome.
Por la noche tuviste bastante fiebre.
En el camino
fuí fotografiándolo todo
desde el coche mientras conducía:
"El cielo, la carretera,
el sol, el ocaso,
las señales, los pueblos,
mi mano, mi cara".
Olía a paja.
Justo en ese momento
en que los campos de cereal
se calientan al sol de mayo
y comienzan a secarse.
Justo en ese momento.
Y paré el coche al lado de la carretera
para oler y fotografiar el ocaso,
los rojizos y ese fulgor,
esa llama.
Tú te quedaste allí,
con fiebre,
tu cuerpo ardiendo
y mis ojos mirando el ocaso,
viendo como el sol
se perdía a lo lejos
y tu piel se prendía de fuego.

Carretera de Jarandilla a Sevilla.

CARTA A CARLOS. SEVILLA 12 MAYO 2006

Pasan algunos días.
Estoy solo,
pero consciente
de mi soledad.
Eres más grande aún
dentro de mí.
Porque nada me acecha,
si yo mismo estoy relajado
y camino despacio.
Ahora leo,
ahora camino
y pienso.
Algún bar,
una luz
de la realidad
que ahora atravieso.
Oscuro sendero,
pero cierto.
Y tu, tan grande
ahí, en el cénit.

CARTA A CARLOS. SEVILLA 12 MAYO 2006

Pasan algunos días.
Estoy solo,
pero consciente
de mi soledad.
Eres más grande aún
dentro de mí.
Porque nada me acecha,
si yo mismo estoy relajado
y camino despacio.
Ahora leo,
ahora camino
y pienso.
Algún bar,
una luz
de la realidad
que ahora atravieso.
Oscuro sendero,
pero cierto.
Y tu, tan grande
ahí, en el cénit.

CARTA A CARLOS. TALAYUELA 8 MAYO 2006

Corríamos alrededor de un árbol, dejando atrás antiguos y sabios juegos infantiles, con la pelota en la mano. Me senté sobre la hierba y lo observaba. El se entretenía con las piedras, los palos y las piñas. Echaba de comer a las cabras, trozos de galletas, pero sin precaución. Y los animalitos descarados, le mordisqueaban también los dedos. A él le producía un dolor exictante, como tirarse por el tobogán y volvía a repetirlo. Hacía gracia a todo el mundo, con una candidez sin límites.
En el tobogán se siente ahora más seguro. Mamá se coloca debajo y yo lo subo a la plataforma. Entonces, se arroja, sin miedo y más de una vez va al suelo. Luego quiere trepar por el metal, pero se escurre. Cuando ve plantas, algo común, él grita: "¡ planta!, ¡ planta! " y se emociona. Con su emoción, la mía detras. Es algo que no debe perder.

Parque de Talayuela

CARTA A CARLOS. JARANDILLA 8 MAYO 2006

Alegre, sobre la hierba,
alegres en la manta verde
jugábamos a primavera,
a correr y perseguirnos.
Rodeando un árbol,
tú querías alcanzarme
y gritabas y reías.
Yo corría y te alcanzaba.
Te dejabas coger
de puro nervio.
Y entonces,
te agarraba una pierna,
sobre el suelo, tirado
y tú te caías también .
¡ Qué fácil se pasaba la tarde !
Hijo mío.

En el campo de Jarandilla

HAYEDO DE TEJERA NEGRA . CANTALOJAS ( GUADALAJARA ) . 28 ABRIL 2006

¡ Qué bello es sentirse entre el bosque!,
en el hayedo amable,
sin estridencias.
E ir así,
acariciando suavemente
aquello que me encontré:
"El camino, las hojas,
los troncos lisos,
la vegetación viva
y el agua cristalina
que ameniza mi silencio".
¡Qué hermoso y vivificador
es toparse de pronto
con la realidad única e irreductible
de nuestra soledad!
Y ponerla en movimiento
aprendiendo su lenguaje,
sus símbolos,
entendiendo sus entrañas
y acercando el oído
a esas palabras
tan claritas como ocultas.
Así, sintiéndose tan dentro
de uno mismo,
entreteniéndose en su yo,
con ese agrado
y sentándose en el camino
para jugar con las cosas,
mimándote en tu interior,
acariciándote por dentro
con tus manos
puestas en la tierra.
Y después,
pletórico ya,
regresar desde la experiencia
de haber vivido
una sexualidad madura
con la montaña;
de haber dejado
suficientes caricias
en su seno,
sobre su piel,
bajos sus cabellos,
suficientes besos
en su mejilla.
Regresar con la certeza
de haber afinado sabiamente
el instrumento natural
que pone música en nuestra vida.