CARTA A CARLOS. SEVILLA 20 DE NOVIEMBRE 2006
Querido hijo mío. El tiempo va deprisa. Ahora, fíjate tu, siento algo de celos. LLamas a tu amigo "Abul, abul" ( Raúl ). Quieres estar con él y me parece lógico, pero ya veo en tí esa semilla que serás mañana, ese hombre que se irá de casa. Perdona mi nostalgia, hijo mío, también perdona mis lágrimas y mi torpeza, gran torpeza. Sales a la calle y vas buscándolo todo, tocándolo todo, como el agua, mientras fantaseo y te fotografío como un paparazzi. Hijo mío, mi cámara es un pequeño salvavidas para la caída que me viene después, cuando me voy. Perdona mi torpeza si no sé vivirte como eres, si no sé envolverte del amor que te mereces, del amor que te colme, del amor que te sacie. Perdona hijo mío a un padre desorientado, a un padre que busca y busca, a este buscador ingenuo. Te he dejado con tu pelota y tus castillos, con tus piedras y tu agua, mientras camino sobre el borde del precipicio y regreso de nuevo con la amante de largas uñas en su cama de cuatro horas. Te quiero, Carlos, hijo mío.